Los gritos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que claman por un mayor proteccionismo estadounidense se escuchan tan fuerte a escala global, que han sido tierra fértil para que, hoy más que nunca, desde otras latitudes vean a México como un aliado.

Prácticamente en medio del continente europeo, está Bélgica, un país de poco más de 10 millones de habitantes —cuya capital, Bruselas, es también la capital de la Unión Europea, la sede de las Naciones Unidas, del Parlamento Europeo, de la OTAN— que hoy busca en México una opción para diversificar sus relaciones comerciales con América del Norte.

Más allá de ser la cuna de los waffles, la cerveza de abadía y de uno de los mejores chocolates del mundo, Bélgica es hoy uno de los punteros tecnológicos mundiales a la hora de hablar de aeronáutica, agroindustria y tecnología médica. Hoy, en concreto Valonia, la zona francófona de ese país a la cual pertenece Bruselas, busca empresas de cualquier tamaño que intenten explorar el mercado europeo para ser su puerta de entrada.

“Es un momento importante con la nueva política en Estados Unidos y las relaciones que pueden cambiar con México, entonces necesitamos crecer las relaciones con el resto de países de la región, entre ellos, México”, explica Michel Kempeneers, director de operaciones en el extranjero de la Agencia Valona para la Exportación y las Inversiones Extranjeras (AWEX), la cual hace esfuerzos permanentes por incrementar este intercambio entre México y Bélgica.

Una puerta de entrada

Pero, ¿qué hace a esta región (muy poco conocida en tierras americanas) tan atractiva? Bélgica no sólo está prácticamente en el centro del continente, sino que tiene en su territorio una infraestructura carretera que le permite alcanzar a 65% del mercado europeo, es decir, a 375 millones de consumidores que se encuentran establecidos en ciudades como París, Estrasburgo, Londres, Ámsterdam, La Haya, Luxemburgo, Colonia, Francfort, Múnich y Ginebra. 

Además, Valonia posee la red vial más densa del mundo, la cual, es tan transitada y bien iluminada, que incluso —como dato curioso— puede verse desde el espacio por la noche, al igual que Bruselas.

No sólo eso, sino que también dentro de su territorio se encuentra el Aeropuerto de Lieja, el octavo más grande en Europa y uno de los más grandes de carga del mundo el cual se encuentra en un triángulo formado por París, Frankfurt y Amsterdam, una zona por la que atraviesa más de 70% de la carga que se transporta en Europa. Sin embargo, todavía es territorio poco explorado por los mexicanos. De los 800 vuelos diarios de carga que recibe el Aeropuerto de Lieja, menos de 1% (en concreto, sólo siete viajes), corresponden a México.

Además de todas estas facilidades logísticas, los belgas son conocidos por ser políglotas: tienen tres idiomas oficiales, el francés, neerlandés y alemán, además de que hablan inglés fluidamente y muchos incluso español, además de ser muy amables. “Les ayudamos, hablamos varios idiomas y tenemos un ambiente de negocios que da la bienvenida. Es más fácil venir aquí, establecer un negocio e ir a los distintos mercados europeos”, explica Bert Selis, gerente de carga y logística del Aeropuerto de Lieja.

El objetivo es dar todas las facilidades para que las empresas mexicanas se animen a traspasar fronteras, mucho más ahora cuando las relaciones México-Estados Unidos se han vuelto ríspidas. “En México tienen empresas de logística internacionales y regionales. Lo que queremos es que cuando las empresas mexicanas vengan a Europa, seamos nosotros el punto de entrada para que envíen carga hacia Europa incluso sin estar en Europa”, asegura Bert Selis. Lieja es hoy un punto de entrada mucho menos congestionado que Alemania o Francia, por ejemplo.

Precisamente hoy,  paralelamente a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), también se viven tiempos de renegociación del Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea (TLCUEM). México busca renegociar y eliminar aranceles en productos como plátano, azúcar, carne de res y espárragos, mientras que a la Unión Europea le interesa negociar los aranceles de productos como chocolate y lácteos como queso.

“La chía, nopal, amaranto, fruta seca, agua de coco, productos a base de coco, no se conocen aquí y son sectores muy interesantes a explorar”, señala Florence  Vanholsbeeck,  consejera económica y comercial de la AWEX. Se espera que estas negociaciones concluyan a finales de este año para que ambas partes puedan empezar a gozar de los beneficios.

¿Quién será la primera?

Si bien hay comercio entre ambos países (el cual ha representado mil 809 millones de dólares de enero a julio de 2017) todavía no existe ninguna empresa mexicana que haya establecido sus operaciones en la región. ¿Por qué? Esta ausencia puede explicarse por desconocimiento.

“Siempre que las empresas mexicanas quieren venir a Europa comienzan por España, por el idioma y la cultura”, explica Marina Santos, responsable de la Oficina Latinam Welcome Office de la AWEX, una oficina que ofrece servicios personalizados gratuitos dirigidos a empresarios latinoamericanos que deseen expandir sus actividades desde la región valona, entre éstos una oficina gratuita y asesoría personalizada.

Como parte de los beneficios, establecerse en Bélgica y encontrar un socio de la región además ofrece a los empresarios mexicanos la oportunidad de acceder a apoyos, tanto regionales, como nacionales e incluso de la Unión Europea.

En el caso de exportaciones —el primer peldaño para que una empresa busque establecerse en el país—, Valonia tiene cada vez una presencia más importante en México. Para 2016, sus exportaciones a México crecieron en 57% con respecto al año anterior, principalmente en máquinas y equipos mecánicos, eléctricos, productos de la industria química y farmacéuticos y metales comunes. A la inversa, México también exporta a Valonia este tipo de productos, por lo que la colaboración entre ambos países está centrada en estas industrias, además de la agroalimentaria y la de logística y transporte.

“Las exportaciones de Valonia han crecido muchísimo de 2015 para acá. Cuando organizamos misiones económicas y comerciales también se ve el interés. Mientras que en 2013 tuvimos ocho empresas, en 2015 participaron 29”, explica Vanholsbeeck.

¿Qué se necesita para crecer este intercambio? Sensibilización sobre las oportunidades de comercio que tienen ambas naciones. En el caso de México, cambiar la idea que tienen los empresarios de que España es la puerta de entrada a Europa. Porque hay otras opciones.

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