Menor crecimiento económico y alto desempleo son los principales desafíos de la economía mundial. Adicionalmente nuevas señales de alerta en Europa y el impasse fiscal en Estados Unidos, se suman a un escenario global incierto.

La economía global ha continuado desacelerándose. Aún las economías emergentes, que son las que liderarán la recuperación, se ven afectadas, registrando este año su menor crecimiento desde que la crisis comenzara.

Tanto el Banco de Japón como la Reserva Federal han flexibilizado su política monetaria, en tanto que la llamada Troika, integrada por el Banco Central Europeo (BCE), Alemania y el Fondo Monetario Internacional (FMI), han aliviado las tensiones de los países europeos emproblemados, a cambio de condiciones de austeridad. Sin embargo, la recuperación mundial depende no sólo de medidas de estímulo coyunturales, sino de acciones decisivas de política económica a nivel global.

Hasta ahora el tema de si EU logrará una consolidación fiscal, mantiene en incertidumbre tanto a los inversionistas, como a los socios comerciales de dicho país. En efecto Estados Unidos está bajo la amenaza de un paquete de alzas de impuestos y reducciones de gasto, equivalentes a 4% del PIB.

Tales medidas entrarán en efecto en tres meses, a menos de que el Congreso y la Casa Blanca lleguen a un acuerdo. De no lograrse éste, EU entraría en un periodo de recesión.

Frente a este impasse fiscal y debido a que las señales de moderación económica continúan en ese país, la Reserva Federal implementó la tercera ronda de flexibilización monetaria (QE3). De esta manera se garantizaron 40 mil millones de dólares mensuales para asegurar bonos respaldados por hipotecas. La consolidación fiscal evitaría la caída en recesión de Estados Unidos y mayor presión sobre la economía global.

Y así, mientras se acerca el plazo para que EU eluda el abismo fiscal, la crisis europea ha vuelto a recrudecer. El anuncio del BCE de una intervención masiva mediante su disposición para la compra ilimitada de bonos de países de la zona emproblemados, dio un respiro a los mercados, pero las renovadas dudas sobre las posibilidades de salvamento de la zona euro han empañado el horizonte.

La Troika está frente a la disyuntiva de reformar el paquete de rescate griego, sin forzar las normas institucionales que amparan éste. Asimismo se tiene que encontrar una forma de ayudar a España, mientras que el país evalúa solicitar el rescate y la forma de hacerlo.

La situación ha sido delicada porque tan sólo el FMI ha comprometido 100 mil millones de dólares en créditos a miembros de la zona euro, un tercio de los cuales irían a Grecia. Empero el país helénico ha incumplido con las condiciones de rescate, mientras su economía va en picada y el resto de Europa entra en recesión, arrastrando a la economía mundial. Esta situación es delicada, debido a que contando a los 17 miembros de la zona euro y a Estados Unidos, en conjunto, estos países representan cerca de la mitad de la producción económica mundial.

Hasta ahora hay una coincidencia internacional a favor del tipo de plan fiscal equilibrado que defiende el presidente Obama. Por su parte, en Europa se exigen nuevas ideas para poder sacar a las economías que están en el ojo del huracán.

Actualmente la discusión se centra en cómo la Troika intervendrá para ayudar a Italia y España. El FMI, a través de su Economista en jefe ha manifestado, incluso, que Alemania tendrá que aceptar una mayor inflación y fortalecer realmente su poder adquisitivo, como parte de la solución de los problemas en Europa. Empero, como ha sucedido en otras ocasiones, es de esperarse que los políticos no tomarán decisiones difíciles, hasta que los mercados los obliguen.

China, por su parte, se encuentra inmersa en un despliegue de mayores estímulos fiscales a fin de garantizar un aterrizaje suave. Sin embargo, el verdadero desafío mundial respecto de este país, es su cambio de modelo económico: de uno de maquila a otro de innovación.

Esto supone que países exportadores de commodities a China, como los del Mercosur y la región andina, verían disminuidas sus exportaciones a esa nación. Asimismo, mucha maquinaria sofisticada utilizada en China e importada, fundamentalmente, de Alemania, también sería remplazada por bienes de capital locales, lo cual significaría un duro golpe a la economía germana.

Esta situación se suma a la incertidumbre sobre los planes específicos de transformación que la nueva administración apoyará el próximo año. Por lo tanto la estimación es que China pasará de un crecimiento económico promedio ligeramente superior a 8% entre 2013 y 2014, a uno de 7.5% entre 2015 y 2020.

En este entorno mundial complejo, la economía de México muestra un balance positivo, si bien no está exenta de riesgos. México se desacopló del entorno global por la estabilidad económica interna que goza. Su posición es frágil, sin embargo, porque el 88% de sus clientes externos provienen de países desarrollados que son los que mayor atonía económica muestran.

Sin duda el gran reto será fortalecer al mercado interno a través del avance en el cambio estructural que permita asignar recursos de manera más productiva e incrementar la competitividad. El crecimiento de México se estima esté alrededor de 3.7% en 2012 y 2013.

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