El pesimismo domina la confianza empresarial en el país, sobre todo en el sector petrolero, del carbón, la industria química, del plástico y del hule, que son las que se mantienen cercanos a dicho zona de preocupación, aseguró a Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).

Lo mismo ocurre con textiles, prendas de vestir, cuero y piel, madera, papel, entre otras donde también predomina el pesimismo.

“La confianza de los empresarios del sector manufacturero sigue dominada por la cautela y el pesimismo. Desde diciembre de 2014, el indicador de confianza del sector manufacturero cruzó la frontera entre confianza y pesimismo, manteniéndose en esta última a lo largo de los últimos 17 meses”, dijo el presidente de la Concamin, Manuel Herrera.

En el documento Radiografía de la economía y la industria mexicana, el líder de los industriales explicó que solamente los sectores de equipo de transporte, fabricantes de minerales no metálicos y metálicas básicas cerraron en abril con una percepción en la zona de confianza.

También en la zona de optimismo están las empresas de equipos de computación, accesorios electrónicos y aparatos eléctricos.

A la fecha, el Inegi reportó que la inversión bruta fija retrocedió 0.1% en febrero respecto al nivel mostrado en enero. Registró también disminución la compra de maquinaria y equipo en 2% respecto al mes previo y la inversión en obras de construcción cayó 1.8% con respecto a enero.

Esto muestra que hay cautela y prudencia entre los empresarios del país, sobre todo porque el inicio del año fue “especialmente difícil” porque hubo depreciación del peso frente al dólar y eso elevó los precios de las importaciones de materia prima, piezas, partes y componentes.

También afectó en el primer bimestre de 2016 la caída de los precios del petróleo y el entorno económico mundial, lo que afectó la percepción empresarial en torno al ambiente para los negocios para el corto plazo.

El recorte presupuestal que se anunció para 2017, la suspensión de las subastas de dólares y la volatilidad de los mercados financieros, generaron preocupación y disminuyeron los niveles de confianza y redujeron la disposición para invertir.

Hubo empresas que tenían pasivos en dólares y no contaban con coberturas cambiarias peso-dólar y enfrentaron mayores costos.

Lo anterior se tradujo en que los empresarios retrasaron o replantearon sus planes de venta, cobranza y rentabilidad trazados, expuso.

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