Durante el reciente Congreso Internacional de la Industria Automotriz en México, realizado en marzo, se habló del papel preponderante del sector, en donde nuestro país se consolida como cuarto mundial y, en un futuro próximo, como el segundo exportador global.

La cercanía con el mercado de Estados Unidos y los tratados de libre comercio son factores fundamentales de este crecimiento, sin embargo, los fabricantes de equipo original destacan la manufactura de clase mundial y alta productividad de sus plantas establecidas en México, a tal grado que se prevé que la capacidad de producción se incremente de manera importante. Se espera que próximamente se instalen en nuestro país BMW, Mercedes-Benz, Toyota y Hyundai.

La alta productividad y la manufactura de clase mundial se han logrado gracias al compromiso y al desarrollo de capacidades y habilidades adquiridas en procesos y sistemas de manufactura de alta tecnología que han implementado fabricantes japoneses, alemanes, norteamericanos, italianos y próximamente coreanos, con un fuerte énfasis en las habilidades de la mano de obra mexicana.

Recientemente, el director de la planta más antigua de Toyota, en Japón, Mitsuru Kawai reveló para Bloomberg que, contrario a la automatización, los artesanos están de regreso con su gran destreza y los robots están siendo reemplazados por humanos capaces de forjar productos con alto valor..

Gran parte de su vida productiva, este directivo ha luchado por los principios de la mejora continua o “kaisen”, y el arte de hacer las cosas “Monozukuri”. Ha decidido regresar a lo básico: el desarrollo de las habilidades y destrezas, en búsqueda de las mejores prácticas.

La productividad de la inversión, siguiendo los métodos tradicionales intensivos en mano de obra, contra los procesos automatizados intensivos en capital, tendrá que valorarse mediante el desarrollo de capacidades y habilidades que, de manera continua, pueden generar los artesanos especializados.

Asimismo, habrá que valorar los procesos de robotización, tomando en cuenta al hombre, sus necesidades, motivación y desarrollo, como el factor más importante dentro de la empresa, pues es ahí donde apuntala habilidades y capacidades que de otra manera no alcanzaría.

Por otro lado, desde el punto de vista del consumo, la robotización crea desempleo y, en consecuencia, disminuye la capacidad de consumo. Cada vez que reducimos personal, reducimos consumidores y perdemos el talento y las habilidades que, a partir de la reciente experiencia de Toyota, nos llevarían a reconsiderar nuestras políticas en cuanto a la capacitación y el desarrollo de personal en la empresa.

Para Takahiro Fujimoto, profesor de la Universidad de Tokio en el Centro de Investigación y Dirección de Manufactura, los procesos totalmente automatizados no evolucionan y añade: “La automatización no es nociva pero llevarla al extremo puede limitar la posibilidad de realizar una mejora continua”.

El desarrollo de habilidades y capacidades en las líneas de producción en México han superado la producción en unidades por hora, (han pasado de 30 a 60 unidades) gracias a procesos de mejora continua, de tal manera que las plantas más modernas del mundo, altamente robotizadas, con producciones de este tipo, permanecerán a un ritmo constante, mientras que en México las líneas de producción con alto contenido de mano de obra humana están siendo más productivas que las plantas más robotizadas e intensivas en capital. Por eso, como decía Octavio Paz: “La única y verdadera riqueza de México es su gente”.

*El autor es profesor decano del área académica de Dirección de Operaciones del IPADE.

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