El éxito de la economía del Reino Unido no se puede entender sin la integración de todos sus agentes participantes: academia, gobierno, empresas, ciencia, tecnología e innovación. Cada una de estas piezas debe engranar para contribuir al desarrollo del país. Con la misma precisión con la que el Big Ben da la hora.

El sector energético no es ajeno a esta fórmula, que ha tenido que reinventarse cada año. Las empresas tienen claro que un trabajador no concluye su preparación en las aulas, y la academia sabe que no puede ofrecer la misma oferta de carreras y especializadas en un mundo energético que se mueve a gran velocidad.

Academia, más allá de las aulas. Aunque en fisonomía las dos universidades más importantes en Aberdeen, Escocia, son diferentes, ambas comparten objetivos paralelos: un alumnado preparado en el sector energético y especializaciones según las exigencias del mercado.

La Universidad de Aberdeen conserva la arquitectura con la que fue fundada (1495). No faltan los que piensan que es como asistir a la escuela de Hogwart, de la saga de Harry Potter. Del otro lado, la Universidad Robert Gordon tiene un estilo más vanguardista y moderna. Pero ambas forman grandes estudiantes.

Es tal el prestigio que ambas universidades tienen una numerosa plantilla de estudiantes extranjeros, entre las que resaltan mexicanos que han ido no sólo a probar nuevas enseñanzas, sino también a reforzar ideas para enfrentar los desafíos que va a conllevar la apertura del sector con la reforma energética.

Una de las estudiantes con ese objetivo es Irene Baez, que actualmente trabaja en el área jurídica de Pemex, y quien afirma que su especialización en la Universidad de Aberdeen es fundamental para los retos que vienen.

Juan Manuel Osorio y Ricardo Sosa realizan estudios de posgrado. El primero también es empleado de Pemex y realiza un doctorado en Geología. El segundo realiza una maestría en Ingeniería del Petróleo.

Otro Macondo, nunca más. El 20 de abril de 2010 la industria petrolera sufrió uno de los mayores desastres de los que se tengan registro. La plataforma Deepwater Horizon explotó, cobrando la vida de 11 personas y con daño al ecosistema y pérdidas económicas cuantiosas.

Esta fue una experiencia que Reino Unido no quieren repetir y por ello las empresas entrenan a su personal contras estas eventualidades.

Desde la asistencia de primeros auxilios y hasta la explosión de una plataforma son situaciones que empresas de entrenamiento como Petrofac o Aset simulan a los empleados.

Hugh Chisholm, directora de entrenamiento de seguridad y supervivencia, en Aberdeen Esocia, explica que alrededor de 350 personas son entrenadas al año. Para este tipo de ejercicios, en sus instalaciones cuentan con equipo que simula el mar y a través de vagones naranja, parecidos a los del Metro de la Ciudad de México pero en menor escala, representan helicópteros para que el personal entrene cómo salvar vidas.

Sin embargo, George Reid, consultor de aprendizaje académico y profesional de la empresa de entrenamiento Aset ofrece un dato desgarrador: mientras Petrobas ha enviado a cerca de 3 mil empleados a capacitar, Petróleos Mexicanos sólo ha mandado a 30.

En México ha resultado un mejor ejercicio para empleados recibir este tipo de entretenimientos con películas, como lo publicó EL UNIVERSAL, el pasado 25 de junio de este año.

Simulación en tercera dimensión. Dar mantenimiento a una plataforma petrolera o perforar un pozo en aguas profundas suena difícil, pero es posible hacerlo desde la misma comodidad que ofrece un Xbox.

Es otra de las innovaciones del Reino Unido que ofrece tanto en las empresas como en las instituciones académicas para que tanto estudiantes, como trabajadores, sepan manejar desde un centro de operaciones de tercera dimensión las actividades de cualquier petrolero.

Tan importante es esta parte del desarrollo que los trabajos no sólo son supervisados por profesores y directivos, sino por sicólogos y asesores, fundamentales para manajera el estrés.

Empresas como General Electric y Rovop se han especializado en campos de la industria petrolera con el objetivo de ofrecer servicios no sólo a las necesidades del cliente, sino también para aminorar costos, pieza en una actividad que genera miles de millones de dólares.

Sobre su participación en México, directivos de las empresas reconocen que la reforma energética abre una oportunidad importante; sin embargo, deben evaluar proyectos que les permitan buen rendimiento a las inversiones.

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