Las inversiones en agricultura son una de las maneras más eficaces de reducir el hambre y la pobreza al tiempo que se salvaguarda el medio ambiente, señaló hoy la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El informe de la FAO, titulado "El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2012 (SOFA, por sus siglas en inglés)", fue presentado este jueves en Roma. Resalta que los más de mil millones de campesinos que hay en el mundo deben centrar cualquier estrategia de inversión agrícola, ya que son los mayores inversores en este sector. Pero advirtió que las inversiones de los agricultores a menudo están limitadas por entornos que no les son favorables. "Es necesaria una nueva estrategia de inversión que esté centrada en los productores agrícolas", aseguró el director general de la FAO, José Graziano da Silva. De acuerdo con datos obtenidos para el informe, los campesinos de los países de bajos y medianos ingresos invierten más de 170 mil millones de dólares al año en sus explotaciones, unos 150 dólares por agricultor. Según la FAO, esta cifra representa tres veces más que todas las otras fuentes de inversión combinadas, cuatro veces más que las contribuciones del sector público, y más de 50 veces la ayuda oficial al desarrollo que reciben los países. Invertir en la agricultura es claramente rentable, remarcó el estudio de la FAO. Dijo que en los últimos 20 años, por ejemplo, los países con las tasas más altas de inversión en las explotaciones agrícolas han hecho los mayores progresos en reducir el hambre a la mitad, para cumplir con el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio. Al contrario, las regiones donde el hambre y la pobreza extrema están más extendidas -Asia meridional y África subsahariana- han visto las tasas de inversión agrícola estancadas o en disminución en las tres últimas décadas. Indicó que hay una serie de factores que pueden reducir drásticamente los incentivos para la inversión, entre los que figura la gobernanza inadecuada, la ausencia del estado de derecho, altos niveles de corrupción, derechos de propiedad inseguros y prácticas comerciales arbitrarias. Asimismo, se refirió al elevado nivel de impuestos a la agricultura en relación con otros sectores, y niveles y calidad inadecuados de las infraestructuras rurales y los servicios públicos. "Los pequeños campesinos se enfrentan a limitaciones específicas y graves, que a menudo incluyen la pobreza extrema, derechos de propiedad débiles y la falta de acceso a los mercados y servicios financieros", anotó el reporte. El SOFA recomendó centrarse en una serie de ámbitos con el fin de fomentar la inversión de los pequeños campesinos. Dijo que los gobiernos y sus socios para el desarrollo deben ayudar a los pequeños campesinos a movilizar sus propios ahorros y obtener un mejor acceso al crédito. También se refirió a la necesidad de organizaciones de productores más sólidas, como las cooperativas, que pueden ayudar a los pequeños productores frente a los riesgos y proporcionar un mejor acceso al mercado. Asimismo, indicó que la protección social puede contribuir a la expansión de la base de activos de los pequeños agricultores más pobres. El informe instó a los gobiernos y a los donantes a canalizar sus limitados fondos públicos hacia áreas que han demostrado ser muy favorables para el crecimiento agrícola y la reducción de la pobreza, como la investigación y el desarrollo agrícolas, la infraestructura rural y la educación. Llamó a los gobiernos, organizaciones internacionales, la sociedad civil y las empresas inversoras para garantizar que las grandes inversiones en agricultura -como la adquisición de tierras por empresas y fondos privados-, sean transparentes, responsables, socialmente beneficiosas y sostenibles para el medio ambiente. "La palabra clave es buena gobernanza. Debemos garantizar que las inversiones cumplen una serie de condiciones que aseguran su contribución a la seguridad alimentaria y al desarrollo local sostenible", advirtió Graziano da Silva.

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