El crecimiento en el mercado automotriz se está dando fundamentalmente en los países emergentes, como es el caso de China, que hoy en día produce 20 millones de unidades para consumo interno. En los países desarrollados el mercado está saturado. Por ejemplo, en Estados Unidos se vendieron, en 2013, cerca de 50 automóviles por cada mil habitantes. En México, apenas 9 unidades por cada mil personas.

El principal factor del lento crecimiento del mercado interno mexicano es atribuible a la importación de vehículos usados desde Estados Unidos. Desde luego, existen otras causas. Los fabricantes de equipo original en México están produciendo, principalmente, automóviles de precio alto para la exportación, que les generan márgenes mayores, y han descuidado el mercado interno. Aunado a lo anterior, actualmente 50% de las ventas de automóviles se realizan mediante financiamiento, en comparación con 75% en la mayoría de países.

En México existe un mercado insatisfecho que demanda un automóvil popular de bajo costo y alto volumen, cuyas especificaciones, incluido el precio, tomen en cuenta el sector de la población que está en disposición de comprar un vehículo al alcance de sus posibilidades. Siendo conservadores, podemos estimar este mercado en 300 mil unidades al año, a un precio de 6 mil dólares por unidad, equivalente a mil 800 millones de dólares anuales.

Es evidente la necesidad de revolucionar el mercado mexicano con un nuevo producto asequible a dichas necesidades, cuyo proceso de fabricación sea más simple y económico, También son necesarios nuevos modelos de negocio, estableciendo alianzas entre fabricantes que cuenten con productos adaptables al mercado regional e inversionistas que conocen el potencial del mercado y las posibilidades de financiar el producto.

En ese tenor, una opción sería replicar el caso de las motocicletas ensambladas en México, que se fabrican con componentes importados de China e India y que han alcanzado grandes volúmenes de producción. La infraestructura automotriz del país es tal que permite llegar a las economías de escala y a la fabricación con bajos costos.

Otra alternativa sería fabricar un auto de marca propia en México, como el Nano de la India, para el mercado regional latinoamericano, a un precio de no más de 6 mil dólares (en la India se vende en unos 3 mil dólares). Sería un auto accesible a una gran masa de la población, que competiría favorablemente contra los autos usados importados, y capaz de generar puestos de trabajo y satisfacer la necesidad de aquellas familias que desean comprar por primera vez un auto nuevo.

No sólo debe ser un auto económico y de precio bajo, también debe ser financiado de tal manera que, con mil 500 pesos mensuales, una familia lo pueda comprar con un crédito a cinco años. El Volkswagen Sedán fue diseñado por el Dr. Ferdinand Porsche por decisión del gobierno alemán, quien le pidió que diseñara un automóvil para una familia típica de clase media alemana que, con cinco marcos de ahorro a la semana, pudiera comprar un automóvil en un año. Para alcanzar estos resultados, los financiamientos en México serían más atractivos para el mercado si se incrementaran los plazos de endeudamiento con tasas de intereses más accesibles.

En síntesis, se requiere un modelo de negocio capaz de integrar un grupo automotriz y empresarios locales conocedores del mercado regional capaces de ofrecer un producto de bajo precio, con procesos productivos intensivos en mano de obra de alta calidad y alta productividad para un mercado regional insatisfecho.

*Profesor decano del área académica de Dirección de Operaciones de IPADE Business School.

Google News

TEMAS RELACIONADOS