De decisiones está hecho el rumbo de una organización. Es necesario escoger a qué clientes dirigirse; qué personas contratar; a qué producto se le dará más peso; si escoger o no un crédito. A todos niveles, la toma de decisiones es una constante y éstas, se convierten en parte fundamental en el éxito de un negocio.

“Las empresas que emplean procesos de toma de decisiones pobres se encontrarán con resultados de decisiones pobres y su rendimiento se verá afectado”, sostiene el estudio How Organizations Make Better Decisions.

Así, este proceso dentro de las empresas no suele ser muy eficiente. De acuerdo con una encuesta realizada por la Economist Intelligence Unit, 61% de los ejecutivos encuestados admitió que la toma de decisiones en sus empresas era moderadamente eficiente o mala y uno de cada cinco piensa que los gerentes suelen tomar decisiones equivocadas.

La forma en la que se toman las decisiones no se suele tener clara y a pesar de que se invierten muchos esfuerzos continúan sucediendo errores.

“En las empresas se decide poco y mal. La gente invierte mucho tiempo en juntas, análisis, y en decisiones que no se llevan a la práctica que además de tener altos costos, generan mucha frustración en la gente”, asegura Ernesto Weissmann, director de la consultoría Tandem México.

Este proceso involucra tanto a toda la organización como a cada uno de los miembros, es por ello que este camino algunas veces complicado y muy difícil de transitar.

Es incluso este proceso el que puede volverse una ventaja competitiva para la organización o también un lastre debido a la lentitud y a la mala forma de escoger entre las opciones.

Por ejemplo, si es necesario ajustarse a las necesidades de un mercado cambiante, ¿qué tan rápido o adecuadamente reaccionará esa empresa ante esos requerimientos?

Hay distintas palancas que pueden ayudar a una empresa a eficientar estos procesos.

Entre ellas, se encuentra el concentrarse es la de priorizar. Es necesario jerarquizar las elecciones que más importan y alinear a toda la organización a tomar estas decisiones bien.

“De lo que se trata es de entender cuáles son las decisiones críticas y luego orientar a que nadie falle en eso”, explica Weissmann.

En este sentido, el análisis Its your decision (Es tu decisión) de la consultora Deloitte asegura que es necesario involucrar al líder correcto en el proceso de toma de decisiones.

Si es a nivel estratégico, es decir, una decisión crucial para el futuro de la organización, es esencial que el CEO esté plenamente involucrado.

Los especialistas concuerdan que una de las claves para lograr un proceso efectivo de la toma de decisiones a todos los niveles, es que todos los miembros tengan claras las metas y objetivos de la empresa y que tengan bien interiorizada la cultura organizacional. Como esta última se entiende la misión, visión y valores, es decir, la razón de ser de la empresa, así todos sabrán qué es negociable y qué no, explica la consultora Deloitte.

Cuidado con la cabeza

Uno de los errores principales que hacen fracasar a las Pymes en México es la centralización del poder. Según cifras de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), por cada seis empresas que se crean en primera generación, sólo una llegará a la tercera, es decir, que será administrada por los nietos del fundador.

Es por ello que, para lograr una buena toma de decisiones es necesario cambiar la práctica de delegar y empezar a poner reglas jurídicas claras para que no sea sólo el director de la empresa el que decida.

“Una empresa que depende solamente de la cabeza tiene un techo de crecimiento porque su cabeza tiene x tiempo disponible y sólo ese. Las empresas deben de empezar a bajar las decisiones hasta el punto del balance”, explica Weissmann, y para lograrlo, las decisiones deben de tomarse lo más cerca de la “línea de fuego”.

Lo que quiere decir es que si hay que decidir con respecto a un cliente, el que debe de hacerlo es aquél vendedor que está en contacto directo con este comprador y no el jefe que está cuatro puestos arriba, ejemplifica el consultor.

En este sentido, se crea una “eficiencia organizacional” que ayuda a mantener los datos (el que quien tome la decisión tenga la información suficiente) y la decisión juntos, lo que elimina el que la información tenga que “empaquetarse” y presentarse a superiores y tener que esperar una respuesta, señala la consultora Deloitte.

En este proceso es muy importante la información con la que se cuenta al elegir. Según una encuesta realizada por la Economist Intelligence Unit nueve de cada 10 ejecutivos admitieron tomar decisiones importantes basadas en información no adecuada. Así que antes de tomar una decisión, una de las claves es allegarse de toda la información necesaria para hacerlo.

“Datos pobres significan decisiones pobres”, asegura esta encuesta.

En este punto, la inteligencia empresarial, inteligencia de negocios o BI (del inglés Business Intelligence), lo que significa el que una empresa utilice datos para facilitar la toma de decisiones, es esencial, ya que permite entender el momento específico de una organización y, con base en los números, poder realizar perspectivas de a dónde se quiere ir.

Confianza

Ésta es necesaria para elegir por lo que una organización debe de fomentar la generación de confianza entre su gente para que ésta pierda el miedo a equivocarse y evite esquivar la toma de decisiones.

“Si en la organización se fomenta que el equivocarse no es tan grave, la gente va a decidir diferente que en un lugar en el que el error es fuertemente castigado”, asegura Weissmann.

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