La organización empresarial del aparato productivo mexicano limita la capacidad de generar un incremento sustancial en la productividad y con ello en el crecimiento económico del país. La informalidad constituye uno de los mayores desafíos para el país.

La dimensión del problema no es menor: 18 estados de la república concentran un PIB menor que la informalidad, la cual constituye el 26% del PIB nacional. Si lo colocamos en una comparativa internacional, la economía informal mexicana sería la 35 a nivel global.

Por población el número de trabajadores en la informalidad es similar a la población de Venezuela o Arabia Saudita, sería el país 45 en el mundo. Además, las 32 ciudades más importantes tienen menos personas ocupadas que el total de los trabajadores en la informalidad. En este sentido las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) son contundentes México tiene un sector laboral mayoritariamente informal. Para el 2012 casi el 60% de la población ocupada se encontró vinculada con la economía informal. En otras palabras solo una minoría de empresas otorga las prestaciones laborales a sus trabajadores. Son las grandes empresas las que dan la mayor afiliación al IMSS, las pequeñas y los micronegocios no tienen la capacidad económica para hacerlo.

Las características productivas son extremas. La mayor parte del valor agregado (65%) lo genera poco más de mil empresas y dan la mayor parte de la afiliación al IMSS. Por otro lado se tiene al Comercio que emplea al 25% de la población ocupada pero en condiciones de informalidad.

Por sector económico la situación es grave en agricultura, el 93% es informal. Algo similar ocurre en la parte de Comercio, más del 52% del mismo se encuentra relacionado con la informalidad. Los servicios personales, de reparación y mantenimiento son otro ejemplo preocupante, casi el 79 % se vincula con la informalidad.

Lo anterior representa al México informal, una economía en muchos casos de subsistencia, que no paga impuestos y en donde la productividad es muy baja. El desafío no es menor, es el 25% del PIB pero casi el 60% del empleo. No tiene vínculos institucionales sólidos, el pago de impuestos es otra vertiente de ello, la evasión fiscal forma parte de su naturaleza.

Elevar la productividad de la economía mexicana, para alcanzar el crecimiento económico que el gobierno desea para el 2018, 5.3% medido por el PIB potencial, necesariamente pasa por formalización de la actividad productiva, aunque será un proceso complejo. El tamaño de las empresas será un reto a resolver entre más pequeños son los negocios tienen un mayor vínculo con la informalidad.

Atender la necesidad imperante de crecimiento económico que permita contar con condiciones laborales benéficas para los trabajadores en México, es desafiante. La dimensión de la informalidad limita el número de opciones que permitan atender de manera inmediata esta problemática. Un problema estructural que ha estado presente y evolucionado durante los últimos 30 años, y en donde el escaso alcance del crecimiento económico y la ausencia de una política exitosa de promoción de la inversión privada “formal” han restringido las posibilidades.

Los problemas que originaron a la informalidad siguen presentes, falta de crecimiento económico, exceso de regulación y precariedad del mercado laboral. Las reformas estructurales tocan el problema de manera marginal, solo la laboral cubre algunos aspectos pero en la práctica tiene poca influencia para superarla.

La informalidad tiene dos aristas que deben hacer de su solución una prioridad, los impuestos que no llegan al fisco mexicano y sus vínculos con la ilegalidad. Con la medición del Inegi se comienza a tener una dimensión de algo conocido ampliamente y por muchos años, ahora llega el momento de comenzar a resolverlo.

*Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico.

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