Como todo en esta vida cuesta, la muerte no es la excepción y así como se ha generado una variedad de opciones en todos los rubros, también las hay para el momento en que una persona fallece.

Las alternativas se sujetan al presupuesto del cliente y los servicios pueden ir de los 9 mil a los 150 mil pesos.

Los paquetes para ambos casos incluyen sala de velación, servicio de cafetería, carroza y estacionamiento; aparte, si la familia lo desea, el embalsamamiento del cuerpo puede costar hasta 2 mil 500 pesos.

Arturo Yáñez ha dedicado los últimos 14 años de su vida a la venta de servicios funerarios y ahora transmite esa vocación a sus hijos. Platica que ahí se ve de todo “llegan familiares que piden el servicio más costoso, yo lo llamo limpieza de culpas, consideran que dándole a su familiar lo más caro se eximen de sus remordimientos”, comenta.

Los ataúdes más comerciales cuestan en promedio entre 25 y 30 mil pesos; están hechos a base de madera, y los más económicos, a base de lámina.

Don Arturo dice que con los años, la tradición ha cambiado: “antes la mayoría enterraba a sus muertos, práctica que se mantiene sólo en zonas semi o rurales, en tanto en la ciudad 60% de la gente opta por la cremación”.

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