Asistir a la graduación de tus hijos y festejar tu aniversario de casado no tienen por qué estar peleados con desarrollarte profesionalmente y ser un gran líder, ya que es posible alcanzar un equilibrio entre ambas esferas personales.

¿De qué se trata? De tener mucha organización y disciplina. Para ello, hay varias claves.

Primero, fija tus prioridades, luego mejora tus rutinas, toma decisiones estratégicas sobre lo que vas a privilegiar y establece límites.

Por supuesto, no es así de sencillo como se lee de un tirón, pero hacerlo te llevará a encontrar el equilibrio que todo ser humano necesita.

¿Quién sobrevive sin familia y quién puede hacerlo sin trabajo? Ambas son esferas que en el mundo ideal, deben complementarse, porque los costos de no tener un balance entre vida y trabajo son altos.

De acuerdo con cifras del estudio Work- Life Balance: The Guide desarrollado por Bank of America, la consultora KPMG, Merrill Lynch y otras empresas más, 62% de los desbalanceados sufre fatiga prolongada y exceso de cansancio, 50% no tiene tiempo para su compañero o compañera y familia y 30% se enferma con regularidad debido a la carga de trabajo.

El estudio fue realizado en Hong Kong; sin embargo, ayuda a dimensionar el problema de no dar el lugar que corresponde a cada cosa.

No sólo son los empleados los que sufren daños sino también las empresas en las que éstos laboran.

Este documento concluye que “los efectos negativos de la falta de equilibrio entre la vida laboral pueden llevar al ausentismo, bajo rendimiento, aumento de errores o fallos o simplemente una falta de motivación o compromiso, todo lo cual en última instancia perjudica la productividad y afecta al rendimiento financiero”.

Boris Groysberg y Robin Abrahams, ambos profesores de la Harvard Business School, se dieron a la tarea, durante cinco años, de entrevistar a casi cuatro mil ejecutivos alrededor del mundo, para estudiar justamente cuál es la relación entre trabajo y vida personal, y cómo lograr un equilibrio.

Ellos encontraron que una de las claves es la toma de decisiones estratégicas. Es decir, no se trata de reaccionar ante emergencias, sino de tomar decisiones orientadas hacia metas y objetivos.

“Ellos han descubierto a través de la dura experiencia que prosperar en niveles ejecutivos es cuestión de combinar trabajo y casa cuidadosamente para no perderse ellos, sus seres queridos y sus expectativas de éxito”, sostiene Groysberg sobre los analizados en una investigación publicada en la revista de negocios de Harvard.

Juan Manuel Juárez Letechipía, socio consultor y fundador de LID Centro de Liderazgo, asegura que es necesario plantearse prioridades es decir, qué es lo más importante para el ejecutivo.

Sin embargo, en este camino se tiene que ser congruente con el propio discurso.

“Muchos dirán que su principal valor es su familia pero en realidad es donde menos tiempo quieren pasar; la mayor queja es sobre su trabajo y es donde pasa más tiempo, muchas veces voluntariamente”, explica el consultor.

Así que objetivamente, piensa en realidad en dónde quieres estar y cómo has actuado hasta ahora.

Si ya fuiste honesto e identificaste prioridades, podrás construir mejores rutinas.

“Seguramente tienes algunas rutinas tóxicas, como la de quedarte tarde voluntariamente, no hacer ejercicio, no agarrar un libro para nada, desayunar un gansito y una coca. Debes hacer consciencia de que tu rutina nace de tus creencias y tus creencias nacen de tu autoestima”, explica Letechipía.

Es momento de cambiar lo que has hecho y cómo lo has hecho hasta ahora, menciona el experto.

Es vital desterrar las malas prácticas laborales, como el de no terminar a tiempo el trabajo por estar tomando café y platicando con los colegas de la oficina.

No en balde México tiene la distinción de ser el país que más horas trabaja al día (10 horas) y uno de los menos productivosentre las economías que integran a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Hasta aquí

Tu búsqueda de prioridades te llevará a tomar decisiones estratégicas, pero debes poner límites.

“El trabajo es un satisfactor, sí, pero lo es de ocho a seis y nadie me tiene que ver feo cuando me voy antes que todos si ya terminé mi trabajo. Es más, debo ser el más productivo y convertirme en un foco de contagio positivo”, explica.

Google News

TEMAS RELACIONADOS