Actualmente, la demanda nacional de energía se satisface en un 88% con hidrocarburos, siendo el petróleo la principal hidrocarburo con el 64.24% de la producción, es decir, seguimos siendo un país altamente dependiente del petróleo.

Sin embargo, esto comenzará a cambiar, principalmente por dos razones íntimamente ligadas: la menor disponibilidad de recursos petroleros y, como consecuencia, el cambio hacia nuevas fuentes, tanto por obvia necesidad como por dar respuesta a las exigencias en sustentabilidad y reducción del impacto ambiental, condiciones sumamente necesarias en el nuevo paradigma energético y que incluso son ya un mandato de ley.

Las proyecciones realizadas por la Sener al año 2027 estiman un incremento en la demanda por parte del sector transporte del 74.1% y en el caso de la industria del 61.22%; si a ello se le suma un crecimiento demográfico del 13.5%, dando una población estimada al 2027 por la Conapo de 134 millones de personas, se tiene que las reservas probadas le alcanzarán al país para los próximos 10 años y, al añadirse las reservas posibles y probables, se puede extender a 25 años la disponibilidad de recursos petroleros, considerando estos ritmo en el consumo. Sin embargo, éste no es el panorama completo.

Es importante destacar que el 49% del recurso prospectivo se encuentra en aguas profundas en el golfo de México, esto es, a más de 500 metros de profundidad, y su transformación en reserva requiere de recursos para investigación y desarrollo tecnológico, así como de un importante riesgo en inversión, que es de lo que carece actualmente Pemex. Por ello, en la ronda cero de asignaciones a lo otrora paraestatal se le otorgaron solamente el 21% de los recursos prospectivos del país, precisamente en consideración del riesgo en inversión que suponen la exploración y aprovechamiento de estos recursos.

Debemos tener en cuenta que en el futuro energético del país los hidrocarburos y el petróleo tendrán un papel fundamental que desempeñar por varios años. Es importante puntualizar este aspecto ya que existen muchos mitos sobre el futuro de los hidrocarburos. Por ejemplo, creer que al menos en los próximos 50 años el mundo, ya no se diga nuestro país, será capaz de dejar completamente de lado a los hidrocarburos es un error. Sí es cierto, sin embargo, que se dará un cambio, pero éste está ocurriendo en pasar de la era del petróleo a la era del gas.

El gas natural se está convirtiendo en el principal combustible del mundo, y nuestro país no es la excepción. Recientemente se ha priorizado el uso de gas para producir electricidad. En el año 2000, el combustóleo era empleado para la generación de cerca del 45 % de energía eléctrica a nivel nacional, mientras que el gas natural era alrededor del 21%; actualmente, los papeles se han invertido, con el último representando poco más del 47% del total de combustibles empleados para generar electricidad, siendo la meta llegar al 72% para el año 2027.

Asimismo, ante lo atractivo de su precio y creciente demanda por este energético (sobre todo en la industria), se han impulsado las inversiones para su exploración y desarrollo, principalmente contemplando el potencial existente en el gas de esquisto (shale gas) en el país; México cuenta con la sexta reserva más grande del mundo con 546 billones de pies cúbicos de shale gas técnicamente recuperable.

Con el fin de materializar el aprovechamiento del shale gas, será necesario invertir recursos en la I+D de las tecnologías necesarias para su aprovechamiento toda vez que las actuales (fractura hídrica) generan importantes dudas en cuanto a su sustentabilidad, aunado a que deben de considerar también otros elementos estratégicos como la disponibilidad de agua. En paralelo, será importante preparar a los cuadros de ingenieros para llevar a cabo esta labor. La recién aprobada reforma energética está orientada a incentivar las inversiones necesarias en este rubro.

Ahora bien, así como la transición energética contempla una primera etapa de cambio en el tipo de hidrocarburo empleado, las fuentes renovables, por su parte, constituyen el otro elemento clave en este periodo de cambio. Tema de vital importancia para el futuro del país, y que abordaremos en subsecuentes entregas.

*Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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