La política de comercio exterior de la primera mitad del sexenio fue inercial y sin programas de impulso para la industria que permitieran elevar la proveeduría mexicana en exportaciones, coincidieron analistas.

Así, los beneficios se concentraron en las empresas trasnacionales y se mantuvieron los esquemas aplicados durante las últimas décadas.

“Las exportaciones automotrices, autopartes, electrónicas y aeronáuticas están en un momento apreciable, pero no logran impactar suficientemente para elevar el crecimiento industrial y reactivar el mercado interno, debido a que el grado de integración nacional en exportaciones es bajo”, dijo el presidente de Fomento Industrial de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), Juan Manuel Chaparro Romero.

Por ejemplo, las casi 6 mil maquiladoras que operan en el país exportan 75% del comercio total (206 mil 342 mdd) que se registró de enero a julio de 2015, sin considerar el petróleo.

“No hay algo novedoso en la política de comercio exterior, se siguen los tres grandes esquemas que prevalecen desde hace 20 años: tratados de libre comercio; programas sectoriales y dependencia al mercado de Estados Unidos para que aumenten las exportaciones”, afirmó el coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio Exterior de la UNAM, Ignacio Martínez.

Por eso, ahora que el peso se deprecia frente al dólar y las exportaciones mexicanas debieran aumentar, no hay oferta exportable “porque seguimos con el esquema de importar materia prima o componentes para crear y vender producto ensamblado”, dijo.

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