La proximidad de una reforma energética pone en manos de la iniciativa privada oportunidades que han sido desperdiciadas, de una u otra manera, por Petróleos Mexicanos. Hoy la apertura en la petroquímica secundaria le permite a la brasileña Braskeem explotar un mercado que fue abandonado por años y del que ahora se adueñara por la simple razón de que fueron los únicos con ganas de invertir y arriesgar pero sobre todo que tuvieron la capacidad de conseguir un contrato de largo plazo.

Braskem tiene en sus manos el proyecto Etileno XXI en donde se asoció con Grupo Idesa, la parte minoritaria mexicana con 25%, y un contrato de largo plazo para comprar materia prima de Pemex –Etano- que ellos van a procesar para vender en el mercado nacional.

El Etileno XXI es el resultado de al menos dos iniciativas que resultaron fallidas: Los Proyectos Fénix I y II. Ahora estos empresarios invertirán 3 mil 200 millones de dólares para generar sólo 800 empleos directos muy especializados (a razón de 4.5 millones de dólar cada empleo) y de los mejor pagados en la industria.

Las ventas de los productos que venderá Etileno XXI son cercanas a 2 mil millones de dólares al año y el mercado seguirá creciendo, lo importante es que si Pemex tienen más oferta de materia prima este proyecto crecerá o se le dará la oportunidad a otras empresas a invertir, dice Roberto Bischoff, director general.

Como inversionistas, están atentos a la reforma energética porque junto con Pemex serán de las más grandes empresas en petroquímica y dependen de un insumo, el gas natural, de donde toman su materia prima: el etano.

“La petroquímica secundaria está abierta de hace 20 años. El tema importante es que todo lo que se pueda hacer para generar más inversiones y más disponibilidad de materia prima se debe hacer. Es necesario crear condiciones para atraer inversiones más elevadas de las que se tienen ahora”, señaló.

La decisión de valorar sobre qué tan profunda es la reforma es algo que se debe hacerse en función de la experiencia, con las reformas que otros países se han hecho antes y los resultados obtenidos.

“Es importante para la atracción de inversiones, pero dependen del contexto que veo muy positivo; hay una búsqueda de condiciones para lograrlo”, señala.

La industria petroquímica tiene grandes inversiones, concentradas en capital y de largo plazo. Una inversión que se haga ahora sus resultados se empiezan a ver en cuatro o cinco años, dijo.

En el caso de la industria petroquímica en México, los resultados de un proyecto como el de Etileno XXI parten del desastre interno que es el sector. Al año se consumen en el mercado nacional cerca de 1.87 mil toneladas de etileno y sólo 33% lo puede atender Pemex, de tal forma que el 67% restante se tiene que importar.

La idea es que, con el etano que se podrá obtener de las corrientes de gas natural de Pemex Gas y Petroquímica Básica, se procesará en un cracker de etileno y se obtendrán al menos mil toneladas lo que permitirá sustituir importaciones de entre mil 500 y 2 mil mdd al año.

Podrán haber nuevas empresas siempre y cuando haya materia prima, porque el único que tiene seguro el abasto de materia prima a largo plazo (17 años) es Etileno XXI y la única manera que haya más competencia es tener más gas natural que provendrían de proyectos de shale gas.

Cleantho Leite Filho, director comercial de Braskem-Idesa, señala que se debe desarrollar toda una infraestructura alrededor de la cadena del gas natural para definir proyectos en petroquímica.

“El shale gas es un asunto de largo plazo, van a crear toda una infraestructura y todo. (Se necesita) crear un ambiente propicio para la inversión de quien sea: privada, estatal, mixto; de quién sea”, señala.

El mercado que atenderá el nuevo gigante petroquímico puede tener más competidores pero dependerá al 100% de las decisiones en la reforma energética y cómo crecerá la oferta de productos. Más aún, señalan empresarios, las alianzas con Pemex pueden ocurrir pero dependerán de la reforma energética.

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